¿Quién es para usted el mayor genio científico de la historia? Newton, el genio ni se crea ni se destruye, sólo se trastorna.
Por el Perplejo Sideral
Contaba Isaac Asimov que ponerse de acuerdo entre científicos para opinar sobre “quién podría ser el segundo científico más grande de todos los tiempos”, la cosa podría ponerse dificil. Muchos nombres saltarían de inmediato: Einstein, Rutherford, Galileo, Pasteur, Bohr, Clerk Maxwell, y muchos más. Pero si se tratara de decidirse por el número uno, el más grande, nadie dudaría en pronunciar de inmediato el nombre de Isaac Newton.
De niño, Newton, tenía la costumbre de grabar su nombre en cada pupitre de madera en que se sentaba. Siempre cargaba con una pluma para escribir, tomando nota de todo y sobre todo. Tenía una letra pequeña y diminuta pero muy ordenada; Así escribió el libro considerado por la mayoria de los conocedores como “el libro de ciencia más importante de todos los tiempos”, su Philosophiae naturalis principia mathematica, mismo que escribió en el más puro latín para que unicamente los entendidos lo pudiesen comprender. Quería ser una especie de faro para los entendidos, según él.
Más bien me parece que no le gustaba dar explicaciones, vamos, si no le gustaba hablar mucho, menos gastar tiempo en explicar cosas a los rupestres. Sentía Newton una especie también de temor enfermizo a exponerse a la crítica. Imagínense que el hombre con la inteligencia espacial más brillante que ha pisado la faz de la tierra, según el astrofísico Neil deGrasse Tyson, tenga baja autoestima, ¡Qué le dejan a uno, carámba!
Y es que el muchacho bien pudo escribir un libro titulado Lo que hice en mis vacaciones de verano, —Gell Mann dixit—pues allí en la granja de la familia, huyendo de la peste que azotaba a la ciudad, escribió sobre óptica, las órbitas de los planetas; estableció la Ley de la Gravitación Universal; transformó la interpretación de la luz; sentó las bases de la espectroscopía y algunos otros etcéteras.
También le gustaban los números —es ironía— y aburrido de las matemáticas convencionales, inventó el cálculo — cuestión que a la fecha todavía no entiendo—
Ah, y despues de eso, el golden boy ¡cumplió 26 años! No, pues que bueno.
Es verdad, nunca habría ganado el título del chico más simpático de la colonia, pero eso a Newton poco le importaría, sino que al contrario, hasta le agradaría. ¡Vaya que el hombre era un bicho de lo más extraño!
En lo personal, el poeta Alexander Pope escribe una joya en que expone la brillantez del genio malhumorado:
La naturaleza y sus leyes yacían ocultas en la noche;/Dijo Dios “que sea Newton” y todo se hizo luz.
Era un hombre que estaba conectado con el centro del Universo, el tipo de personas que se hacen las preguntas certeras. No era de aquellos simples que el mayor enigma para ellos es descubrir la temperatura del número siete o la raíz cuadrada del jamón de puerco. —Neil deGrasse Tyson dixit— Debido a la potencia de su intelecto, Newton quedó aislado —¿Con quién podría platicar— sus otros intereses intelectuales eran la alquimia y las profecías biblicas de Daniel y Apocalipsis, igual de incomprensibles en su época como sus razonamientos científicos.
Una de las biografías más eruditas sobre Newton es la Richard Westfall, quien se paso 20 años en la tarea de escribir sobre la vida del genio. En el primer párrafo, Westfall confiesa:
“Cuanto más lo he estudiado, tanto más Newton se ha alejado de mi. He tenido el privilegio, en diversas ocasiones, de conocer a una serie de hombres brillantes, hombres a quienes reconozco sin vacilación como intelectualmente superiores a mi. Sin embargo, nunca he conocido a ninguno con el que no estuviese dispuesto a medirme, de modo que fuese razonable decir que mi capacidad era la mitad de la persona en cuestión, o la tercera o la cuarta parte, pero en todos los casos una fracción finita. El resultado final de mi estudio de Newton ha servido para convencerme que con el no hay comparación posible. Se ha convertido para mi en otro ser totalmente diferente, en uno de un puñado de genios supremos que han modelado las categorías del intelecto humano, un hombre que finalmente, no es reducible a los criterios con que comprendemos a nuestros semejantes..”
Desde 1687 a 1690 Isaac Newton fue miembro del Parlamento Británico en representación de la Universidad de Cambridge. Durante el tiempo que ostentó el cargo sólo pidió la palabra en una ocasión y dijo lo siguiente: “Propongo cerrar esa ventana porque aquí hace un frío considerable.”
Un genio de pocas palabras, pero de muchas aportaciones a la ciencia, o ¿no le darían ustedes el título de Máximo genio?
Hasta la próxima, voy a cerrar una ventana.
El Perplejo Sideral